Escapé,
del paraíso aquel,
de tus besos, donde conocía lo creído,
donde no había noches con frio.
Escapé,
de lo que me convencía,
de tus brazos, cuando asegurar,
era doctrina de cada día.
Y encontré,
instantes sin dueño,
sonrisas ajenas, destinos paralelos,
dichas que cautivan.
Encontré,
un mundo tan diferente,
la ilusión y el pecado,
de crearme emancipado.
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