Andan sueltos,
mis demonios queridos,
también los más temidos,
desde que no estas.
Decidieron retomar,
su tiempo perdido,
cortejar mi soledad,
apostar sin bienestar.
Andan sueltos,
mis demonios prohibidos,
someterme sin oportunidad,
sin artimañas, con sentidos.
Aquí están,
mientras escribo,
les puedo conversar,
ríen, festejan, tu partida.
Mejor, me dejo llevar,
con ellos vuelvo a blasfemar,
disfrutare, me divertiré,
mientras se les dé la gana acompañar,
y talvez, me permitan liberar.
y talvez, me permitan liberar.
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