Cautivo,
al verte llegar,
entre el cristal tu silueta,
todo un despertar.
Tus pasos al caminar,
que logro diferenciar,
el tono de tu voz,
cuando te nombras en serenidad.
Entras,
se ilumina mi habitación,
cambio de sentido,
adornas bellamente mi piso.
No hay planes por hacer,
simplemente juntos,
otra vez,
sin esperar amanecer.
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