Soñé,
que acariciaba tu mano,
recorríamos un camino,
talvez era domingo,
porque olías a estar conmigo.
Soñé,
que no te alejabas de mi lado,
sentí algo tan intenso,
que desperté confundido,
sintiendo la dicha y tan contento.
Soñé,
que eras de nuevo,
la razón de cada acto,
clausurando mi delirio,
nuevamente encadenado.
Soñé,
que negarte es casi un pecado,
olvidarte no está de mi lado,
extrañarte se convierte en legado,
perdido me siento sin estar a tu lado.
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