Y no lo volveré a escribir,
y no lo leerás una vez más.
Extraño,
tu mirada,
tu forma de caminar,
tus antojos,
tus miedos a lesionar,
tus ganas de conciliar.
Extraño,
tu piel tan blanca,
tus heridas a sanar,
tus delirios al platicar,
tus caderas nada rectas,
tu sonrisa cuando te sabes mirar.
Extraño,
tus caricias sin antifaz,
tus veámonos una vez más,
tus delirios de ubiquidad,
tus tatuajes,
tu forma de despertar.
Extraño,
tu creatividad,
tu forma de convencer,
tu mascota,
tu desdicha y tu alegre transitar,
tu caminar.
Te extraño,
completa,
toda tú,
con todo lo demás,
porque no fui capaz,
de disfrutarte sin lastimar.
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