El día que vendrá,
que no será igual,
donde me quedaré,
sin la inspiración que produce,
la ausencia de tu voz.
Cuando llegue ese día,
y no te recuerde más,
tendré que conciliar,
demonios y fantasmas,
vocación contra ambición.
Cuando ya no seas musa,
despertare clausurado,
temiéndome agotado,
sintiéndome ahogado,
de versos encantados.
Cuando mi recuerdo,
no este de tu lado,
volveré al martirio,
de letras que no calan,
más que un bocado.
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