Tu puerta,
no estaba
abierta,
tuve que
golpear,
ventanas,
miedos, madera y cristal.
Golpee sin
parar,
para que te
dieras cuenta,
que no era
mi intención,
entrar.
Solo buscaba,
que
salieras a observar,
un mundo
lleno,
de brillo y
oportunidad.
Yo,
nunca
quise,
que te
dejaras atrás.
Cada paso
en el camino,
cada piedra
que dejamos de pisar,
cada
charco,
que tuvimos
que saltar.
Nos trajo
hasta aquí,
dejó
permitir,
cambiarnos de
menos a más.
Porque prefiero
un solo momento,
de
sorpresa, hasta desasosiego,
a miles de
intentos,
que esperan
verte llegar.
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