Días de
cama,
noches sin
sabanas,
lagrimas
olvidadas.
Ella dijo:
contigo a
mi lado,
ya no sabe
a pecado.
Cada instante,
sin
recordar,
algún desencanto.
Y después,
ya no
había,
ni siquiera
oscuridad.
Al final,
todo fue
tan real,
que se
acostumbró el miedo,
cualquier
razón, mi delirio,
esa pasión,
hasta el
corazón…
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