Desato,
el cordón que dejaste,
aferrado a mi cuello,
con aroma a tu cuerpo,
aquellas migajas que obsequiaste,
y el antojo que convencida implantaste.
Desecho,
las creencias compartidas,
los delirios de cama,
cada anécdota perdida,
aquellas fotos corregidas,
y mis ganas de joder por ella.
Bajo tierra,
guardare las ansias,
las malas lenguas,
los disfraces e historietas,
que convencido adopte,
como si fueran reglas.
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