Tan difícil que parecía,
no podía creer,
que perderte seria,
la calma que no tenía.
Mi orgullo dominando,
el final de aquellos días,
donde esconderme de mi,
era mi mayor agonía.
Tan amargo fue,
intentar no comprender,
que el sol me acogía,
mis alas renacían.
Que, sin ti,
los días llegarían,
salvajes, eternos,
tan llenos de alegría.
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