Cuando entendí,
que su belleza no se encontraba,
en sus ojos o su risa,
en su forma inusual de caminar a mi lado,
en las palabras que susurraba,
en las madrugadas obligándonos a dormir,
en sus caderas o fragancias,
fue cuando entendí,
que su belleza,
estaba en como yo,
la miraba.
la miraba.
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