Me haces tanto bien,
olvido las acciones,
que tenían el poder,
de separar mis pedazos,
en pesadillas por doquier.
Entre tus brazos,
percibo la ternura,
de tu compañía inconclusa,
la sabiduría al expresar,
emociones sin platicar.
Cuando me miras,
descubro el universo,
de sensaciones absolutas,
entiendo las razones,
me juzgo cautivado.
Y te escribo,
no para extrañarte,
no por excusarme,
simple testigo es,
de mi camino a tu lado.
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