Reciclo mis ideas,
recuerdo aciertos,
revivo heridas despierto,
porque prefiero tu recuerdo,
a mil caricias sin dueño.
Esperar y esperar,
para nunca tener nada,
inspirar para expirar,
sin fecha de caducidad,
convirtiéndome en tu siervo.
De vez en cuando,
es mejor decidir,
por todo lo demás,
sin agravio, sin pretexto,
sin razón o miedo.
Prefiero extraviarme,
a continuar cautivo,
sumergido, embelesado,
por los caprichos,
que obsequias en tus versos.
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