Caricias,
sonrisas,
miradas trasnochadas,
y tu aroma entre sabanas.
Decidimos apostar,
sin temor al desconfiar,
cantarte una y otra vez,
los versos que te riman.
No existe el vacío,
cuando insistes,
por el oscuro centro,
de tus instintos quietos.
Quisiera verte,
otra noche y una más,
libre,
como te quiero.
Delicada,
porque te siento,
tan mía,
como te recuerdo.
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