Otro intento más,
me dejo acariciar,
por musas que recitan,
tu nombre al despertar.
Domesticando el deseo,
que en fiera se pretende convertir.
Regocijado entre mi sangre,
que insiste en calentar,
cada uno de los días,
donde no estas.
Blasfemando entre engaños,
que me permiten continuar.
Me vuelvo a convertir,
en esa inconsciente parte de ti,
que te sigue a cualquier lado,
única y sin porvenir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario