Bebimos de
la memoria,
compartimos
historias,
días sin estación,
cascada de acontecimientos.
Entre
conocernos,
sin pena ni
gloria,
dejamos de
lado,
la
apariencia de lo perfecto.
Disfrutamos
cada momento,
perdidos en
el presentimiento,
de
confiarnos,
hasta trágicos
recuerdos.
Y así
inicio,
otro puñado
de tiempo,
que ahora
lucha por sobrevivir,
fumando cualquier
predicamento.
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