Bailamos hasta el amanecer,
extenuados de tabaco,
con tonos y bebidas.
Llegaron las historias de recuerdos,
anécdotas de otros tiempos,
que consumen nuestra gracia.
No participaron todos,
aunque fueron,
Invitados y esperados.
Mis fantasmas olvidados,
los queridos,
Deseados, otros tan odiados.
Unos cuantos nos reunimos,
disfrutamos, reímos,
blasfemamos y prometimos.
Nos dejamos cautivar,
nuevamente y sin destino,
nos dispusimos acompañar.
Cada día sin martirio,
sin deudas que pagar,
al que nos quiera disfrazar.
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