Desastre,
el que causaste,
escondiendo,
mis pedazos que quebraste.
Obsequio,
el que dejaste,
permitiendo,
mis momentos sin freno.
Delirio,
el que fomentaste,
alucinándote,
en mis días reales.
Desmadre,
el que avivaste,
dejándome sentir,
único en tu ausencia.
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