Ya no te extraño,
solo pienso en vos,
a cada momento,
en mi diario,
y sin importar hora de mi calendario.
Ya no te deseo,
solo te imagino,
con tu rostro a la luna,
tus palabras necias,
y tu piel desnuda.
Ya no te olvido,
porque sin importar,
lo jodido de mis días,
apareces,
como milagro con rezos.
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