Me aconsejan,
mis demonios,
que te deje en libertad,
que ya no cuente más,
tus recuerdos,
anécdotas y miedos.
Me reiteran,
mis fantasmas,
que trate de olvidar,
tu cuerpo y tus palabras,
tu aroma al despertar,
tus ganas de emancipar.
Me repiten,
incansables,
extasiados,
entre mil señales,
tan tristes,
que ya no estas.
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