Su vida transcurría,
en
instantes al menos,
cada
recuerdo le decía,
los típicos
lo siento.
Cada uno de
sus días,
esperaban
el regreso,
de
caballeros y príncipes dispuestos,
a combatir
por sus miedos.
Y así
pasaba su tiempo,
deseando lo
incierto,
lo que
nunca fue cierto,
lo que causo
su entierro.
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