Hace largos ratos,
no le escribo a mis fantasmas,
aquellos,
que me hacían daño.
Hace tiempo,
no están a mi lado,
me dejaron,
sin decirme por cuánto.
Ya no están,
que me han dejado,
sin remitente,
se marcharon.
A veces,
los extraño,
sobre mi espalda,
riendo de mis ganas.
A veces,
hacen falta,
elocuentes visionarios,
de fiesta cada madrugada.
Y si me leen,
debo recordarles,
que aquí tienen presente,
recuerdos, de su miserable compañía.
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