Que no se apaguen las velas,
Los días llenos de dichas,
Tus miradas serenas,
Las caricias dormidas.
Que no se calle el silencio,
Las madrugadas sin pena,
El rio de tu deseo,
Entre palabras sinceras.
Que no se acaben las ganas,
De verte cada mañana,
Desnuda sobre mi cama,
Sonriente e inmaculada.
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