Cuando miro tu rostro,
siento dolor en tu mirada,
no soy el único,
que recuerda tu nombre.
Inicia el show,
titiritero de mis actos,
con maquillaje descontinuado,
malabarista frustrado.
Si nuevamente,
decides partir,
en mil pedazos la cotidianidad,
mejor por última vez.
Apártate,
tan lejos como sea posible,
tan rápido como inconsecuente,
retira antojos, ganas y deseo,
déjeme sin puntos ciegos.
Podre recurrir,
a mis demonios honestos,
descubrir nuevos miedos,
conquistar a la deriva puertos,
caminar al descubierto.
Podre seducir,
los instantes que quiero,
madrugadas en invierno,
mareas, tormentas y destierro,
construir un lugar,
donde nada parezca eterno.
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